El pasado lunes finalizó una de las festividades más conocidas del judaísmo: Janucá. Como dijimos en nuestra anterior entrada, consiste en encender todos los días una vela al atardecer. Ello se realiza en un candelabro conocido como Januquiá, que cuenta con 8 porta velas alineadas y una novena, llamada shamash, que debe estar más alta que las demás.
Los cuatro brazos en cada lado sirven representar los ocho días de celebración del milagro del aceite, mientras que el del medio se usa para encender los demás. Sin embargo, este candelabro es llamado a menudo y de forma errónea menorá.
Por otro lado, el menorá es un candelabro con 7 brazos y es uno de los elementos rituales del judaísmo y también uno de sus símbolos más antiguos. Se suele confundir con el januquiá, pese a que este tiene menos brazos y se encuentran todos a la misma altura.
Cada uno de sus brazos representa un motivo diferente:
- Brazo central: El Espíritu de Yahvé.
- Los brazos que rodean al central: Espíritu de Sabiduría y de Inteligencia.
- Los brazos que se encuentran en el centro de cada lado: Espíritu de Consejo y Poder.
- Los brazos de los extremos: Espíritu de Conocimiento y de Temor a Yahvé.
Por ello, aunque ambos candelabros parezcan iguales, no lo son.